No me gustaron mucho los libros de Harry Potter, me molestó que el héroe fuera pobre, no tuviera familia ni perro que le ladre, que su mejor amigo fuera practicamente un indigente y su amiga fuera una exiliada social o una outsider.
Creo que por eso disfruté de “La Rebelión de Atlas”, Dagny Taggart y Francisco D’anconia son la antítesis del héroe que gusta, que es el sufrido y triste personaje que no tiene nada y que se enfrenta a los malos que viven bien.
Por eso me gusta Batman y detesto a Spiderman, Batman tiene plata y hace lo que hace porque quiere y le gusta, además de porque lo considera correcto, no por un retorcido sentimiento de moralina como el que tiene Peter Parker que tiene poderes y se siente culpable por eso.
Esta idealización del sufrimiento me embola y me aburre. Me gustaría que los héroes de ficción fueran gente exitosa, con plata, familia, sin problemas sociales, y que se pelearan con los mismos malos que ahora, pero que no fueran fracasados antes de la historia, que sean exitosos antes y después del famoso Camino del Héroe.
Esta misma estupidez se aplica a la política, Sotomayor y Obama son héroes porque son una latina y el otro un negro que llegaron a la Corte Suprema y a la White House a pesar del cuco blanco que no los dejaba, no tenían oportunidades ni perro que les ladrara y son ejemplos de… no tengo idea qué, solamente se me ocurre que son ejemplos de lo que la lástima puede lograr.
Por la veda quería putear a alguien, pero mejor no digo a quién para no influir el voto de nadie… así que piensen en los héroes y superhéroes hasta mañana a las 8.