Todo el plan Chávez-Kirchner-Stone tenía una falla inicial, que estos personajes están imposibilitados de ver, simplemente porque creen que patoteando el tablero las piezas se mueven a su voluntad.
En los casos de tomas de rehenes, el negociador lo que hace es ofrecer algo a cambio de la integridad y posterior liberación de las personas cautivas, esto es, negocia con el secuestrador, dándole un lugar importante, ya que para negociar es necesario estar entre iguales, y además de eso, ambas partes deben querer negociar y tener algo que ofrecer que el otro quiera.
Las FARC claro está no querían negociar, perder a los rehenes, su único sustento de poder ante el ejército colombiano temeroso de matarlos en medio fuego cruzado los dejaría con un blanco en la cabeza que se tienen bien merecido.
Por otro lado, a la hora de negociar, ambas partes deben ofrecer algo a cambio de algo; en este caso, Chávez y Kirchner ofrecían nada a cambio de la carta de triunfo de las FARC en la selva, y como se sabe, nadie cambia algo por nada; la oferta de Sarkozy no convencía a nadie, y gobiernos extranjeros no podían ofrecerles indultos y perdones a los istas que han molestado en Colombia, porque eso es injerencia del gobierno local.
Por otro lado, perder el control del tráfico de droga a nivel del continente les reportaría pérdidas billonarias a las FARC, pérdidas que nadie estaría dispuesto a subsidiarles a cambio de que depongan su actitud.
Chávez y Kirchner están acostumbrados a patotear, nunca a negociar, y acá también quisieron patotear a su interlocutor, aunque su interlocutor es tan primitivo como ellos, pero con más experiencia en el tema, así que terminaron jodidos por no saber las reglas del juego, lo mismo que va a pasarles si no se aprenden las leyes del mercado que tarde o temprano va a devorarlos a ambos.