Hace cuatro años algunos infelices, esos parásitos que no le sirven a la raza humana, decidieron que sus insignificantes vidas no valían nada y decidieron atentar en Londres contra autobuses de la capital inglesa.
A pesar de que quisieron pasar a la historia como grandes defensores de alguna causa estúpida, sólo pasaron como fanáticos, parásitos, violentos y pequeños seres humanos que sólo lograron que estemos más seguros de que nosotros, en Occidente, hacemos las cosas, como mínimo, menos mal que ellos.
En Occidente, a pesar de la crisis económica, seguimos viviendo infinitamente mejor que en esos paisuchos teocráticos o petromonárquicos donde nadan en riquezas y viven en la miseria más patética. Los que creemos, tenemos hasta un mejor Dios, que nos pide respetar la vida en vez de acabar con ella, así que jódanse y sigan matándose, algún día se van a acabar y nosotros seguiremos.
Es más, cada muerto de ustedes queda en la nada, en el olvido, son solamente carne para que algún loquito se sienta bien con su propia insignificancia, por cada uno de los nuestros que destruyen hay gente llorándolos, que los extraña, hasta muertos somos más valiosos que ustedes solamente porque abrazamos la vida y no la muerte… y sigo sin ver ningún monumento al loquito despedazado, mientras las actitudes de respeto y amor hacia los que no están se reproducen por miles.
El 7/7 tiene su memorial
Los británicos fueron menos pasionales en su dolor tras los atentados de Londres de julio de 2005 y también han tardado más en erigir un monumento a las 52 víctimas de aquellas bombas que hace cuatro años accionaron cuatro suicidas.
Hoy ha sido inaugurado en un extremo de Hyde Park (a media altura de su lado este, junto a Park Lane) el memorial del 7-J: un total de 52 columnas de 3,5 metros de hierro fundido, entre las que se puede pasear. Todas están juntas, aunque aparecen más próximas las que enumeran las víctimas que murieron en el mismo lugar (tres líneas de metro, en las que los artefactos explotaron a eso de las 8.50 de la mañana, y un autobús, que saltó por los aires a las 9.47). Los pilares no contienen nombres, sino la hora y lugar del atentado, pero a cada uno se la ha dado singularidad con un acabado particular en su textura. La relación de nombres, todos juntos, figura en una placa situada a un lado. El diseño es del estudio de arquitectos Carmody Groarke y ha costado un millón de libras.
La inaguración del memorial ha sido un acto de consenso, por más que las víctimas no hayan logrado la comisión de investigación pública que solicitaban y la oposición se haya tenido que conformar con la cerrazón informativa del Gobierno sobre particulares detalles de la trama terrorista. En eso, los británicos también han sido desapasionados.
Muy patético que acá se le diga prestando atención a Zelaya y ningún diario haya escrito sobre esta alevosía.
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