Como todos sabemos, muchos abogados no dan para susto, y hoy condenaron a 32 años de prisión al violador del tatuaje chino, un payaso de 30 años que estaba acusado de unas cuantas violaciones, y que por un tatuaje en particular lo habían reconocido.
Por una ley impulsada por Blumberg, ahora alguien puede cursar 50 años de prisión, así que está bien que este sujeto llegue a su cumpleaños 62 encerrado, pero lo más llamativo, lo más estúpido de todo, es el argumento de su abogada defensora para que lo dejaran libre para seguir violando.
Según La Nación: Su defensora había pedido que a la hora de dictar su veredicto, el tribunal tuviera en cuenta que Somoza Ebbeke era un hijo de desaparecidos de la última dictadura militar con graves problemas de conducta.
La burrada pro-montoneril no tiene nombre, ahora ser hijo de desaparecidos te exime de pagar culpas por violar, estafar, robar y próximamente matar, y seguramente también te da un puestito con la madre putativa del Presidente, como lo recibió la buenaza de Felisa, quien luego de su abrupta salida por corrupta ahora planifica las cosas en la Fundación Madres de Plaza de Mayo, y como todos sabemos, solamente una madre puede hacer tanto daño como se le ha hecho a este país.
en serio ese fue el argumento de la defensa?? jajaja…
muy bueno, realmente estamos locos.
En estos países las cosas son como dice el tango, el que no llora no mama (y el resto también, peor no va al caso). La justicia esta desbordada y solo reacciona cuando a las victimas de un hecho hacen suficiente escándalo. Estamos gobernados por victimas, y eso solo tiene un efecto, el estado no administra justicia, administra venganza.
Delfin: Sí, ese fue el argumento de la defensa, así que el ser hijo de ¿desaparecidos? ahora no sólo te hace acreedor de un subsidio, sino también de impunidad e inmunidad.
Max: Estoy de acuerdo con tu comentario excepto en un sólo punto, no estamos gobernados por víctimas, porque los monto que hoy regentean el país son victimarios; estamos gobernados por victimarios que usufructan a las víctimas y a la lástima en detrimento de otras víctimas, sin tanto poder de choque, económico o de prensa.