Dos países arrasados. Un tercer país paranoico. 3.000 muertos en casa. Una infinidad de muertos, propios y ajenos, en Afganistán e Irán. Muchísimos extremistas nuevos, algunos extremistas muertos, cientos de héroes anónimos y miles de políticos cagándose en el dolor ajeno para acomodarse. Y además de todo eso, una grandísima sensación de vacío en la ciudadanía.
Eso es el resultado, para mí, del peor atentado terrorista que la raza humana tuvo que aguantar. Y no aprendimos nada, los únicos que aprendieron fueron los terroristas, que aprendieron cómo matar mejor y que con una mínima inversión podían petrificar medio Occidente, porque la otra mitad los apoya, “entiende” o sencillamente no le importa.
Nos bombardearon hasta el hartazgo con imágenes, sonidos y videos de las torres cayendo, gente saltando de las ventanas y los aviones chocando. El morbo y el culto a la muerte se hicieron fuertes en un momento en que hubo muchísimos que pelearon por la vida propia y ajena.
Pasaron 8 años, la Guerra contra el Terrorismo no terminó con los terroristas, pero no volvió a haber un atentado en suelo norteamericano, como si hubo en la España entendedora de los terroristas. Pero a todo esto ya lo sabemos y no nos importa, o no aprendimos nada.
Se sigue desprestigiando al único país en la tierra que trata a los terroristas como se lo merecen y si Israel se defiende de Hezbolla o Hamas la culpa es de Israel, y los terroristas se envalentonan y siguen, en lugar de recibir el balazo que se merecen.
Pero lo importante es que con un par de edificios menos y un par de miles de personas menos los grandes países no cambian. En Estados Unidos siguen haciendo lo de siempre, bomberos, comerciantes… y políticos, siguen haciendo lo de siempre, a diferencia de los parásitos que les matan dos llorones y dejan de saber cómo carajo reaccionar, lo que demuestra su triste falta de objetivos en la vida.
Lo triste es que Estados Unidos no aprendió. Castigaron a los Republicanos por lo único bien que hicieron en 8 años que fue la defensa del país, en vez de por la pésima administración de la economía, y hoy están a punto de arrepentirse de, como los extremistas, votar un mesías.
8 años es nada en el tiempo del mundo, pero tiempo suficiente para aprender, y ninguna de las personas con poder aprendió nada de todo esto.